Satanismo

El fenómeno del satanismo, tanto en Chile, como en otros países del mundo, va fuertemente en aumento. No estaba dormido, sutilmente ha ido calando en las mentes y corazones de quienes, por razones particulares, no aceptan las verdades que proclama el cristianismo. De alguna manera sienten amenazadas sus liberales formas de convivencia mientras existan personas que practican principios cristianos.

Según investigaciones, en Chile están activos numerosos grupos satanistas, sobre todo en las ciudades, si bien en los últimos años su presencia se ha extendido también a centros urbanos menores. Cuando hablamos de satanismo nos referimos a personas, grupos o movimientos que, de manera aislada o estructurada en mayor o menor grado, con una cierta organización, practican algún tipo de culto (por ejemplo: adoración, veneración, evocación) al que se refiere la Biblia como demonio, diablo o Satanás.

Creencias satánicas
Los grupos y los movimientos satánicos son, sin duda, muy diversos. Algunos se relacionan entre sí, otros no; ciertos grupos son desconocidos hasta para las, mismas personas que frecuentan el ambiente satanista. Hay sectas cuya existencia es efímera o casi virtual; otras, con el tiempo, dejan de actuar o en algún caso continúan en forma oculta; algunas actúan públicamente, otras de modo secreto.

Aunque es dudoso que pueda establecerse con exactitud lo que constituye la ideología satanista más allá de la adoración del Diablo. En términos generales su pensamiento se puede resumir en las Nueve afirmaciones satánicas formuladas por la iglesia de Satanás:

* Satanás representa la indulgencia en lugar de la abstinencia.
* Satanás representa la existencia vital en lugar de los sueños espirituales.
* Satanás representa la sabiduría sin contaminación en lugar del autoengaño hipócrita.
* Satanás representa la gentileza hacia aquellos que la merecen, en lugar del amor desperdiciado en ingratos.
* Satanás representa la venganza en lugar de poner la otra mejilla.
* Satanás representa la responsabilidad por los responsables en lugar de la preocupación por los vampiros psíquicos.
* Satanás representa al hombre sólo como otro animal, a veces mejor y más a menudo peor que los que caminan a cuatro patas, el cual, a causa de su “desarrollo divino e intelectual”, se ha convertido en el animal más terrible de todos.
* Satanás representa todos los denominados pecados que conducen a la gratificación física, mental o emocional.
* Satanás ha sido el mejor amigo que ha tenido nunca la Iglesia ya que le ha mantenido el negocio todos estos años.

Las creencias satánicas pueden variar de uno a otro grupo. Algunos ven en Satanás un ser más o menos simbólico como una expresión de la transgresión y del racionalismo; y en los ritos, una especie de psicodrama brutal que tiene por finalidad liberar al fiel de los condicionamientos religiosos, morales y culturales que provienen de su ambiente. Algunos satanistas que se reconocen en esta descripción afirman que “el Satanismo es una religión de la carne”.

Para el satanista la felicidad se debe encontrar aquí y ahora. No existe el cielo para ir después de la muerte y tampoco el infierno de fuego como castigo para el pecador. En cambio, otros ven en Satanás un ser real, príncipe de las tinieblas, al cual es posible dirigirse mediante rituales mágicos para obtener favores de diverso género. Y también quien ve en Satanás, particularmente en Lucifer, una figura positiva que se opone a la acción del Dios de la tradición judeo-cristiana, considerada negativa.

Satanismo en la Sociedad

Conclusiones
Algunos de los caminos por los cuales las personas entran más fácilmente en contacto con un grupo satanista son: la asistencia a ambientes esotéricos, mágicos y ocultistas hasta llegar a habituarse a las ideas y prácticas de los mismos, y al deseo de ir más allá para experimentar nuevas vías de conocimiento; la participación en reuniones espiritistas para la evocación de seres particulares, en las cuales no es difícil que se llegue a la invocación de espíritus demoníacos y donde se puede encontrar a quien participa también en ritos satánicos; la llamada magia negra, la cual casi siempre introduce al mundo de los ritos satánicos llevados a cabo por individuos o grupos más o menos organizados; la atracción, la idolatría que se manifiesta a ciertos cantantes y grupos de música rock, a los cuales se permite -mediante el mensaje de sus canciones – blasfemar e invitar al suicidio, al homicidio, a la violencia, a la perversión sexual, al uso de droga, a la necrofilia y a la implicación en el satanismo.

Los motivos que llevan a la práctica de ritos satánicos son muy diversos y entre éstos podemos encontrar: la convicción de obtener ventajas materiales de diverso tipo, incluso con perjuicio para otras personas; el deseo de ser distinto, excéntrico y transgresivo; una morbosa atracción hacia lo que es pavoroso y horrendo, como respuesta violenta a traumas, a veces sufridos en la infancia; desear adquirir poderes particulares que se cree que pueden obtenerse por medio de conocimientos ocultos y por la participación en determinados ritos; las desviaciones sexuales satisfechas a través de experiencias inusuales, que tienen como base algo de oscuro y ritual.

Diversos problemas de la sociedad contemporánea contribuyen, ciertamente, a hacer que el terreno para la siembra satánica sea más fértil, y entre éstos encontramos: la soledad del individuo, es decir, la masificación de la persona; el impacto con ambientes que denigran al cristianismo o que en su propia visión tratan de diluirlo; la disgregación de la familia a causa del debilitamiento o de la pérdida de la fe en Dios, único que puede darle amor, armonía y unidad.

Entre las diversas preguntas que muchos se hacen en relación con el problema del satanismo, está la que tiene por objeto la posibilidad de ver en él una acción del maligno mediante la posesión diabólica de quien participa en ritos satánicos. Los posibles casos de posesión diabólica que se pueden encontrar entre quienes participan deliberadamente en actividades satánicas son producto del hecho de que son las mismas personas las que voluntariamente se ofrecen al demonio.

En este mundo, en donde se tiene la impresión de que el mal -como quiera que se entienda- vence al bien, es cada vez más urgente dirigir a todos la exhortación del propio Jesús:  “En el mundo tendréis aflicción pero confiad, Yo he vencido al mundo”.  Esta tranquilidad sólo puede surgir de la convicción de que la liberación del mal y la salvación pasan a través de la obra redentora de Jesucristo, único Salvador del hombre.

 

  • Extracto sacado de Internet del autor Caleb Vilchez.