La Armadura de Dios

En la vida cristiana batallamos en contra de fuerzas malignas poderosas, encabezadas por Satanás, un luchador vicioso (1 Pedro 5.8). Para contrarrestar sus ataques, debemos depender de la fortaleza de Dios y usar cada pieza de la armadura. Pablo no solo da este consejo a la Iglesia, el cuerpo de Cristo, sino también a cada individuo dentro de ella. Todo el cuerpo necesita armarse. Cuando usted lucha contra los «gobernadores de las tinieblas», hágalo en la fortaleza de la Iglesia, cuyo poder viene del Espíritu Santo.

Cinturón-Verdad

Satanás lucha con mentiras y algunas veces estas parecen ciertas; pero solo los creyentes tienen la verdad de Dios, que puede derrotar las mentiras de Satanás.

 

Coraza-Justicia

Satanás, a menudo, ataca nuestros corazones: el centro de nuestras emociones, autoestima y confianza. La aprobación de Dios es la coraza que protege nuestros corazones. Él nos aprueba porque nos ama y envió a su Hijo a morir por nosotros.

 

Calzado-Buena disposición para difundir las buenas nuevas

Satanás quiere que pensemos que anunciar las buenas nuevas a otros es una tarea sin valor e imposible, la tarea es muy grande y la respuesta negativa demasiada. Pero el «calzado» que Dios nos ha dado es la motivación para continuar proclamando la paz verdadera que está al alcance en Dios, noticia que todos necesitan escuchar.

 

Escudo-Fe

Lo que vemos son los ataques de Satanás en forma de insultos, contrariedades y tentaciones. Pero el escudo de la fe nos protege de los dardos de fuego que arroja el maligno. Con la perspectiva de Dios, podemos ver más allá de nuestras circunstancias y tener presente que la victoria final es nuestra.

 

Yelmo-Salvación

Satanás quiere que dudemos de Dios, de Jesús y de nuestra salvación. El yelmo protege nuestras mentes de poner en duda la obra salvadora de Dios efectuada a nuestro favor.

 

Espada-El Espíritu, la Palabra de Dios

La espada es la única arma ofensiva en esta lista de la armadura. Hay momentos cuando necesitamos emplear la táctica ofensiva contra Satanás. Cuando somos tentados, necesitamos confiar en la verdad de la Palabra de Dios.

 

Conclusión

¡Perseverancia, persistencia, el premio! Nunca se nos prometió que la vida cristiana sería fácil de vivir; al contrario, Pablo constantemente nos recuerda que debemos tener un propósito y un plan porque debemos considerar que vendrán tiempos difíciles y Satanás nos atacará. Pero nunca perseveramos en vano; hay una promesa: una promesa que Dios mantendrá: es su cuidado y su ayuda en toda lucha contra los poderes de las tinieblas.